El valor del teletrabajo ya se equipara al sueldo para captar y retener el talento

  • El 78% de los españoles se declara satisfecho con esta modalidad

Con motivo de la crisis provocada por la Covid-19, muchas empresas y trabajadores tuvieron que cambiar de forma súbita las condiciones en las que desarrollaban su trabajo, destacando principalmente la modalidad de teletrabajo. Ante esta nueva realidad laboral que ha planteado la pandemia, el 78% de los españoles se declara satisfecho, de hecho, el teletrabajo se ha convertido en un criterio que está cobrando gran relevancia a la hora de atraer y retener talento.

Esta fue una de las conclusiones de la jornada empresarial Satisfacción y expectativas del teletrabajo post pandemia, celebrada por elEconomista, con el patrocinio de Econocom y en la que se presentó la encuesta que esta compañía ha realizado junto a IFOP en que se destaca que antes del estallido de la pandemia menos de un 30% de los empleados españoles trabajaba a distancia, porcentaje que hoy en día es del 51%.

La mayoría de las empresas están trabajando para encontrar un modelo en el que se sienta cómodo todo el mundo y está claro que el teletrabajo, a través de un modelo híbrido, es parte ya del presente y lo será del futuro. Para 2022 las organizaciones están pensando en un plan fijo recurrente consolidado con una parte de teletrabajo”, expuso Carlos Pérez-Herce, country manager de Econocom España. Consulta el estudio completo aquí.

Carlos Pérez-Herce, ‘country manager’ de Econocom España

“El teletrabajo se sitúa como un criterio bastante decisivo a la hora de elegir un empleo. Va a ser un criterio tan importante como el sueldo”, señaló Pierre Giacometti, cofundador de No Com. A este respecto, para un 55% de los encuestados el trabajo a distancia es una fuente de motivación para permanecer en su puesto actual, el mismo porcentaje que señala que se ha convertido en un criterio de elección para un futuro puesto.

“El hecho de que una empresa ofrezca teletrabajo ya va ser algo a tener muy en cuenta por los candidatos”, indicó Maite Sáenz, directora del ORH-Observatorio de Recursos Humanos, quien añadió que si el empresario “sabe tocar bien la tecla de la compensación del empleado atraerá mejor talento y consolidará mejor su modelo de teletrabajo. Estoy convencida de que España puede convertirse en un hub de talento internacional“.

En este sentido, el teletrabajo abre la puerta a que las empresas puedan contratar a los mejores candidatos independientemente de dónde vivan, ya sea dentro del propio país o en otros territorios. Es decir, el talento ya no es local, sino global. Por tanto, los profesionales compiten con el resto del mundo, sin más fronteras que las propias de las nuevas tecnologías.

En el mismo foro de presentación de los resultados del estudio de No Com se puso de relieve la sensación generalizada de fluidez que se experimentó durante los meses más severos de confinamiento. Ese tránsito ágil de un estado a otro fue una experiencia compartida en las empresas de todos los tamaños, de forma que las organizaciones se acomodaron rápidamente a las cambiantes situaciones con admirable naturalidad y agilidad en todos los niveles de las compañía. 

Pros y contras

Tras muchos meses experimentando el trabajo a distancia lo que los encuestados tienen claro es que la mejor opción es un modelo híbrido. Así, casi un 30% se decanta por tres días de teletrabajo y dos en oficina.

Entre las bondades del trabajo a distancia destacan el ahorro de tiempo en los trayectos entre el domicilio y el trabajo (94%), el ahorro monetario (87%) o la preservación de la salud (85%). Al otro lado de la balanza, los principales inconvenientes que encuentran los trabajadores en esta modalidad son la pérdida del contacto directo con los compañeros (77%), la pérdida de los vínculos sociales en el trabajo y el riesgo de aislamiento del grupo (69%).

“Los trabajadores están satisfechos con esta organización de trabajo, si bien es cierto que en periodos de confinamiento total hemos invertido mucho en la parte más humana para no generar un sentimiento de aislamiento. Lo importante era mantener el sentimiento de equipo y de unidad“, recordó Carlos Pérez-Herce.

Por su parte, Maite Sáenz recalcó que “la insatisfacción se da más en el lado de los equipos directivos porque han echado en falta unos determinados niveles de productividad y una sensación de mayor control. Son diversos los estudios que señalan que muchas empresas quieren volver al pasado, al modelo de cinco días en la oficina, a pesar de que saben que el teletrabajo es el futuro. Romper la cultura del presencialismo cuesta mucho“.

Maite Sáenz, directora del ORH-Observatorio de Recursos Humanos

En base a la encuesta se han identificado cuatro grupos de trabajadores en relación con el trabajo a distancia. Los experimentados y desconfiados, que suponen un 30% y que tienen más experiencia en el teletrabajo, pero también algunas dudas sobre su implantación. Este grupo teme fuertes repercusiones en la estrategia de la empresa, aunque no siempre se sienta cómodo con la práctica del home office.

Los desorientados (24%) tienen menos experiencia con el teletrabajo y declaran haber perdido el rumbo tras su implantación durante el primer confinamiento. La pérdida de los vínculos sociales y las dificultades para organizar su trabajo a distancia les hacen dudar de su realización y de su compromiso con la empresa.

En cambio, los privilegiados (24%) han descubierto la práctica del teletrabajo y ha sido una revelación para ellos. Solo ven ventajas en esta organización y saludan los esfuerzos de su empresa por implantarla. Por su parte, los aficionados críticos (22%) aprecian especialmente el trabajo a distancia, aunque no estén acostumbrados a ello. Sin embargo, critican la gestión de la crisis por parte de la empresa y su compromiso con el despliegue de la oficina en casa.

“Probablemente el trabajo más difícil es buscar el buen equilibrio entre dos posiciones totalmente radicales como son todo teletrabajo y nada teletrabajo”, destacó Pierre Giacometti.

Una transición fluida

Como recoge la encuesta, para un 70% de los trabajadores las empresas han logrado una transición al teletrabajo bastante fluida, a pesar de que han echado en falta ayudas económicas por parte de su compañía. Carlos Pérez-Herce recordó que “las empresas no tenían presupuestado el teletrabajo y las inversiones que se han tenido que hacer en algunos casos han sido importantes. En Econocom tenemos una gran actividad de financiación que ayuda a los clientes a que no noten esa inversión tan grande que tienen que hacer, pero queremos ir un paso más allá porque los clientes hoy en día lo que buscan es un servicio completo en torno al puesto de trabajo, es decir, un modelo as a service”. De este modo, en Econocom cuentan con tres grandes actividades: financiación, distribución y servicios, lo que conlleva pasar de tres proveedores a uno y sin generar problemas de endeudamiento.

Precisamente, en España Econocom decidió implementar el teletrabajo una semana antes de que se decretase el estado de alarma, lo que propició que cuando llegó el confinamiento la empresa y sus trabajadores estuviesen preparados para afrontar la nueva realidad. “Puede que partiésemos con algo de ventaja frente a otras empresas porque la mayoría de empleados ya contaba con ordenadores portátiles”, explicó Carlos Pérez-Herce.

En este contexto, la medida principal puesta en marcha por las empresas han sido las soluciones digitales (48%) con las cuales tres de cada cuatro trabajadores se han mostrado satisfechos. Por otro lado, lo más demandado por los trabajadores ha sido lo más básico: una silla ergonómica (39%) y un ordenador portátil (25%).

En este punto existen diferencias entre el sector público y el privado, ya que los empleados del sector público se han mostrado más críticos con la transición al teletrabajo y un 45% considera que no ha sido fluida. También se muestran insatisfechos tanto con las soluciones digitales que se han implementado (35%), como con los equipos materiales proporcionados (45%-50%). “Existe una pequeña brecha entre el sector público y el privado. Este último ya venía invirtiendo de forma más contundente. Eso sí, el sector público está acelerando su transformación digital a pasos agigantados”, indicó Carlos Pérez-Herce.

Por otro lado, Pierre Giacometti recalcó que “de aquellos empleados que no han podido teletrabajar, la mitad sí estaría interesado en pasar a esta modalidad, es decir, que el potencial de evolución del teletrabajo es muy significativo”.

Pierre Giacometti, cofundador de No Com

Sobre las medidas que van a permitir que el teletrabajo se instaure a largo plazo, los encuestados destacan la seguridad en el puesto de trabajo a la hora de conectarse a los elementos del sistema informático necesarios para su actividad; los equipos o ayudas económicas para trabajar en casa en buenas condiciones; o la formación sobre el uso de nuevas herramientas o una formación más profunda.

A este respecto, Pierre Giacometti señaló que “el riesgo más significativo es el de la fractura digital entre generaciones de empleados”. Algo en lo que coincidió Maite Sáenz: “El teletrabajo tiene que ir asociado a un plan de upskilling y reskilling para no dejar a nadie atrás. Esta es la mayor muestra de responsabilidad social corporativa que puede tener una organización. Y es que no es una cuestión de generaciones o de edad, es una cuestión de actitud”.

Los conocimientos y las habilidades digitales son, actualmente, las cuestiones más demandadas por las empresas a la hora de seleccionar personal. De hecho, en el 65% de los procesos de selección, estas competencias están sustituyendo a los idiomas como elemento de descarte en los procesos de selección, según un estudio de la compañía de RRHH Nexian.

En este sentido, los seleccionadores no buscan estas cualidades exclusivamente para puestos técnicos. Los conocimientos digitales hoy en día son necesarios en el 75% de los puestos de trabajo, incluso en los más básicos y dirigidos a trabajadores con estudios más básicos. De hecho, se prevé que, sin las competencias necesarias para adaptarse al mercado laboral actual, en España se quedarán sin cubrir cerca de 350.000 puestos de trabajo en 2021.

Comparte ESTE ARTÍCULO